FAREM-Estelí comparte brindis con habitantes del barrio 14 de abril, en honor a la Purísima

¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María! Fueron parte de las expresiones de los habitantes del barrio 14 de abril, quienes junto a personal de la FAREM-Estelí, festejaron la Gritería, en honor a la Purísima Concepción de María.

Trabajadores docentes y administrativos se dispusieron a apoyar en la elaboración del altar comunal, así como a empacar los dulces del tradicional brindis. De esta forma, la Facultad trasciende a la comunidad, apoyando una de las tradiciones más populares de la fe mariana.

De acuerdo al licenciado Wilmor López, investigador cultural, la Purísima es una fiesta nacional, no folclórica, única en el mundo. Rememora que los frailes franciscanos trajeron esta devoción en la época colonial. En 1562 se da el auge cuando Alonso Zepeda y Ahumada, hermano de Santa Teresa de Ávila, viajaba a Perú, pero debido a una depresión tropical, hizo una parada en el Puerto de La Posesión, actual Realejo. En busca de un mejor clima, se vio forzado a trasladarse a Tesoatega, lo que hoy es El Viejo, y como era muy devoto de la Virgen, se la llevó con él y la depositó en la Parroquia.

Cuenta la leyenda que, cuando se embarcó nuevamente, vino otra tormenta y el velero tuvo que regresar al puerto nicaragüense para evitar un naufragio. De nuevo, don Alonso se fue a El Viejo, cargando la sagrada imagen de la Virgen de la Concepción y los pobladores se volcaron a venerarla. Así, mestizos, indígenas y españoles interpretaron que la Virgen no quería irse del pueblo, pues llegó para quedarse.

Asegura López, que la gritería nace en 1857, después de la guerra nacional, en ausencia de celebración, un Sacerdote de San Felipe en León, que propuso a la población, recordar y celebrar a la Virgen, sugiere el grito, diciendo que al encontrarse los grupos de devotos, uno pregunte: ¿quién causa tanta alegría? y el otro grupo le conteste: la Concepción de María. Ahí comienza la Gritería.

En 1995, la Conferencia Episcopal de Nicaragua, elevó canónicamente la antigua parroquia Inmaculada Concepción de María de El Viejo, Chinandega a Santuario Nacional, por ser un templo de grandes peregrinaciones y en el que se encuentra la imagen de la Virgen del Trono, patrona de Nicaragua.

En la actualidad, en cada departamento se celebra de manera diferente, en León se grita, algunos lugares mantienen la “gorra” tradicional, en cambio, en Granada se celebra de forma comunal, en los barrios, sin “gorra”. A diferencia de otros departamentos, en los que hay Purísimas privadas.

Según López, la gorra o brindis, es una característica muy propia del nicaragüense, significa el compartir, el cariño hacia la Virgen. Antes se brindaba chicha de maíz, de gengibre, gofios, bananos, cajetas, aunque ahora ha cambiado conforme a la modernidad, se obsequian objetos de plástico, entre otros. Independientemente de cómo se celebre, persiste el fervor mariano y cada 7 de diciembre resuenan los cohetes y bombas, acompañadas del grito: ¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!

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